Acabamos de conmemorar 213 años del Grito de Independencia y en esta
ocasión rescatamos una de nuestras leyendas más icónicas, la cual se remonta a
la época de la Lucha por la Independencia y aparece en el libro «San Miguel el
Alto, Jalisco».
Resulta que de acuerdo con Medina de la Torre, en 1815, en el mismo
punto de la plaza, el cura Álvarez -apodado el «Chicharronero»-, se preparaba a
quemar vivos a los insurgentes que pudo aprehender en San Miguel, cuando uno de
sus ayudantes le informó que por la cuesta de Amador se aproximaba el enemigo,
por lo cual el «Chicharronero» se dio a la orden de fuga y dejó en libertad a
muchos prisioneros, lamentablemente llevándose a otros del poblado. El cruel cura se dirigió al encuentro del
enemigo y en el rancho de San Rafael la victoria fue lograda, «con beneplácito
de la población de San Miguel», por una fuerza de insurgentes al mando del
coronel Oropeza.
La leyenda versa que Oropeza confesaba haber venido porque un joven
montado en un caballo blanco le llamó y exhortó para que se dirigiera en
auxilio de San Miguel, ante lo cual la conseja dice que Oropeza le dijo que no
sabía la ubicación, sin embargo, el misterioso joven se ofreció a guiarlo y
cuando llegó a la Cuesta de Amador le indicó dónde se encontraba la aldea que algún
día fue nuestra ciudad. Desde entonces,
los sanmiguelenses interpretaron que el joven del caballo blanco se había
tratado de San Miguel Arcángel que había salido en defensa de su pueblo.
Por cierto, existen versiones de que la arraigada tradición de Los
Romanos se inspiró precisamente en dicha leyenda, ya que los romanos
representan a Señor San Miguel que se cree, intervino como aquel muchacho.
Qué importante es que no perdamos nuestra identidad cultural, los
relatos de la tradición oral que nuestros ancestros han venido trasmitiendo
desde tiempos remotos.