El General Tarsicio Márquez
Padilla, amó profundamente a su pueblo.
Salió de el, muy jovencito, junto
a sus padres, tumbo a la Ciudad de México. Ellos y sus hermanas se regresaron
pero él; se quedó solo y entró a terminar su primaria en la escuela de niños pobres
de San Jacinto, en san Ángel. Se
mantenía buscando turno como cobrador de camiones. Una buena mujer que vendía
quesadillas, lo alimentaba.
Se presentó al Colegio Militar y
al presentar brillantemente el examen de admisión fue aceptado.
Ya elegido presidente de la
República, el Gral. Manuel Ávila Camacho, lo eligió como uno de sus asistentes
militares por sus brillantes notas.
Al mismo tiempo, estando
destacado en Teotihuacán iba todas las noches, a la Capital para hacer su
preparatoria. Entro a leyes a la UNAM y terminó brillantemente, la carrera en
cuatro años.
Años después logró llevar a su
amado San Miguel, la luz eléctrica y el teléfono.
También llevó al gran charro
cantor Jorge Negrete que también había sido su compañero en el Colegio Militar.
Culminó sus dos carreras,
llegando a ser General de División y Ministro de la Suprema Corte.
Murió amando a su pueblo, a sus
carnitas y a sus cacharpas.
Mari Sol Márquez Padilla