SAN MIGUEL EL ALTO ALCANZA 202 AÑOS DE HISTORIA COMO MUNICIPIO

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Descripción

Nos encontramos en el marco de un acontecimiento histórico muy importante para nuestra tierra: se trata de los 202 años de existencia de San Miguel el Alto como Municipio, motivo por el cual en esta ocasión nos dedicamos a profundizar este evento que debe ser sumamente significativo para los sanmiguelenses.
Primeramente, consultamos el libro «San Miguel el Alto, Jalisco» (Medina de la Torre, 1967), el cual señala que al consumarse la Independencia de México los vecinos de este lugar solicitaron que se estableciera un Ayuntamiento, ante lo que, según se reproduce en la mencionada fuente, el decreto como Municipio fue concedido por la Excma. Diputación Provincial un 13 de febrero de 1822, lo cual se consolidó 6 días después, el 19 de febrero, mediante la firma oficial; la elevación a dicha categoría se autorizó tomando en cuenta la cantidad de habitantes de que se componía el pueblo y ayuda de parroquia de S. Miguel, añadido al Ayuntamiento de Jalostotitlán, en el partido de la Villa de Lagos.
Cabe mencionar que con base en el documento expuesto, el 17 de abril de 1822 el Sr. Castro puso en posesión de su cargo al primer Ayuntamiento encabezado por Trinidad Asencio y en el que como síndico fungió Gregorio Ramírez, el que se cree fue el padre del general Francisco M. Ramírez, esto de acuerdo con la revista «San Miguel Avanza» de agosto de 2002.  Por cierto, dicho Ayuntamiento celebró su primera sesión un 24 de abril de 1822.
A propósito del suceso que se conmemora, citamos un pequeño párrafo de un extracto de la intervención del magistrado Lic. Bonifacio Padilla González publicado en la revista «Expresión» de septiembre de 2006, discurso pronunciado dentro de la Sesión Solemne del 184 Aniversario de la creación del Municipio, y el enunciado es el siguiente:  «Ese orgullo de raza sanmiguelense, abrevado en los claustros familiares, es lo que nos ha impulsado a muchos a la superación. El sanmiguelense se siente y es forjador de su propia historia, de su propio éxito o fracaso.  Se educaba y se educa en la más fiera competencia individual, basada en el propio esfuerzo, incluso dentro del seno familiar».  

Lic. Juan Ramón Jiménez Jiménez

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