LOS ALTARES DE VIERNES DE DOLORES

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Descripción

Transportándonos a los recuerdos de cuaresma del San Miguel de antaño, una costumbre muy arraigada era la de realizar altares de Dolores precisamente el Viernes de Dolores, es por eso que el equipo de Archivo Histórico Municipal nos dedicamos a buscar información relacionada con esta tradición ya casi extinta.
En el proceso de búsqueda que en esta ocasión se puede decir fue un <<trabajo de campo>> dimos con la revista Guiasanmiguel de marzo de 2009 que en uno de sus artículos señala que los Altares de Viernes de Dolores se recreaban con frecuencia de los sesentas hacia atrás.  En la nota se menciona «estos se levantaban en las casas, y al caso el señor Irineo Gutiérrez Moreno evoca en la década de los treintas hacer altares de Dolores era semejante a la tradición que aún se conserva en la actualidad de hacer nacimientos en adviento y expresa en aquella época era usual decorarlos con yerba de trigo.
»Al caso, hay cantidad de remembranzas entre las personas cuestionadas:  la señorita Inés Alcalá recuerda solían llevar un Cristo arriba y una imagen de la Virgen al lado, y aclara era algo muy común, al punto de que esa noche se rompía la norma del encierro a las 10:00 p.m. y la gente recorría los distintos barrios visitando los altares, aprovechando la luz de la luna en cuarto creciente; se habla de que los detalles secundarios de cada altar se sometían a la creatividad del autor.  Las señoritas Moreno comentan les tocó verlos arreglados con flores que la misma gente cultivaba con mucho cuidado, como malvas, margaritas, crisantemos y palmas.  La señora Emilia Pérez expresa había quienes ofrecían a los visitantes conserva de chilacayote, también hay quien recuerda que daban agua fresca.  Cristina Ascencio evoca también llevaban veladoras».
Ahora bien, en un artículo periodístico que localizamos dentro del material de Archivo se menciona que entre los setentas y ochentas se celebraba misa atrás del templo de Señor San José (en lo que ahora es el actual colegio Independencia) e incluso se habla de que en ese punto se llegó a quemar pólvora el Viernes de Dolores.  El edificio que se convirtió en parte del plantel educativo data de 1957.
Por cierto, en la novela <<Al filo del Agua>> de Agustín Yáñez aparece el caso de los altares de Dolores -<<incendios>>-, y según versiones se ubica en Nochistlán o Jalostotitlán.  El extracto es este:  …<<En algunas casas, más bien de los barrios, hay “incendios”:  motivo para que los familiares, vecinos inmediatos y amigos íntimos hagan visita, como si se tratara de velorio:  sillas en el zaguán, en los corredores, en los patios, en la sala; pero en vez de café se reparte agua fresca y en lugar de lloros se escuchan cantos de palomas puestas en el altar de la Dolorosa.  Las casas del centro que ponen “incendios” no abren sus ventanas ni sus puertas; las de barrio sí, ocasión para que las gentes –una vez al año- salgan de romería nocturna para visitar o sólo para ver los altares: ascuas de cirios y velas, de donde les viene el nombre de incendios>>.       

Lic. Juan Ramón Jiménez Jiménez

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